Significa escoger deliberadamente los aspectos fundamentales que se van a desarrollar como estrategia de valor para los clientes. Una vez determinado dicho foco estratégico, debemos concentrar esfuerzos en crear un modelo de negocios o un conjunto de actividades interrelacionadas, que logre consistentemente entregar esa propuesta de valor a los clientes.

La operacionalización de la estrategia tiene como propósito el llevar los objetivos estratégicos, hacia esquemas de implementación, seguimiento y ajuste.

Es decir la integración de un sistema de mediciones, metas y medios o 3M’s.

Es fundamental que el modelo de negocios buscado, sea implementado consistentemente por todas las diferentes unidades de negocio, áreas funcionales, departamentos, procesos, equipos y personas.

El alineamiento consiste en hacer que todos se sientan atraídos por la estrategia y la sigan.

Es la interrelación de dos procesos claves, la ejecución y la creación de una cultura de excelencia. Estos dos elementos son la clave para una adecuada implementación de la estrategia. Dependiendo de los sistemático, oportuno y consistente se lleven a cabo, se conseguirán rápidamente los resultados esperados. Para ejecutar bien la estrategia no basta con tener foco, estructurar un buen sistema de mediciones, alinear horizontal y verticalmente y generar una afianzada cultura de ejecución. Se va a requerir intervenir la estructura organizacional o las tecnologías de información o los procesos y eliminar los posibles cuellos de botella que ellos nos imponen.

Señala la importancia del ajuste y mejoramiento de cada uno de los procesos y prácticas de las cinco etapas, hasta alcanzar altos estándares de desempeño, que es lo que se denomina excelencia organizacional. Asegura la sostenibilidad del modelo.