Cascada Vs. Ágil

Después de haber encontrado una oportunidad de mejora o buscar el lanzamiento de un nuevo producto o servicio y después de largos análisis, lluvia de ideas, reuniones y demás, y nos encontramos en ese glorioso momento de dar camino a la implementación de un proyecto nuevo dentro de la organización. Pero antes de empezar a caminarlo y para que el viaje sea más ligero debemos de decidir ¿Cuál es la mejor metodología para usar en este proyecto?

 

Aquellos que nos leen que se han encontrado en esta etapa, saben que esta decisión suele basarse en dos metodologías conocidas: cascada o ágil. Ambas metodologías son usables y han alcanzado un nivel de madurez que las hace funcionales y prácticas, pero, también traen consigo sus fortalezas y debilidades.

 

La diferencia principal entre cascada y ágil es que cascada divide el desarrollo en fases aisladas que fluyen entre sí, mientras que ágil se enfoca en ciclos de desarrollo iterativos en los que varias fases pueden ejecutarse en paralelo.

 

La metodología de cascada es una forma lineal de gestión, ideal para aquellos proyectos en los que el resultado final está bien definido desde el comienzo. En esta metodología, es necesario que los entregables y metas para cada etapa estén completos para poder avanzar a la siguiente fase del proyecto.

 

Dentro de los aspectos positivos de la metodología de cascada encontraremos un plan más concreto y organizado para nuestro proyecto, pero es importante dedicarle la atención y el tiempo necesario a cada etapa, ya que no se puede avanzar a la siguiente fase, a menos que la anterior esté terminada. También el equipo establece los requerimientos del proyecto desde un inicio, lo cual ahorra tiempo. Sin embargo, pueden que surjan problemas con los que no contábamos dentro de una fase, cuando ya se avanzó a la siguiente, lo cual significa retroceder de nuevo para arreglar el problema. Como otro aspecto a su favor, el que cada fase del proyecto cuente con entregables que deben ser presentados antes de avanzar a la siguiente fase, nos brinda más estructura. El aspecto negativo de esta estructura es la falta de flexibilidad o las complicaciones en tiempo que surgen si se presenta un problema.

 

La metodología ágil surge como una respuesta a la rigidez de la metodología de cascada, y se considera una manera más fluida de gestión de proyectos. Ágil nos brinda la flexibilidad de incorporar cambios en las fases durante todo el proceso, ya que hay proyectos que toman un tiempo considerable en desarrollarse, por lo que es una forma de que no se vea afectado con los nuevos cambios o innovaciones en tecnología. Además, en vez de tener definido un gerente o director de proyecto, tenemos a un equipo trabajando en la misma dirección, por lo que se crea un grupo de trabajo más empoderado y a la vez más productivo.

 

Uno de los aspectos positivos de ágil son tiempos de entrega cortos, lo cual aumenta la productividad y eficiencia, pero de no estar el equipo bien organizado, al estar trabajando en diferentes fases al mismo tiempo puede existir confusión en cuanto al esfuerzo que debe llevar una fase. A su favor también encontramos la flexibilidad para cambiar la dirección de un proyecto, sin embargo, esto va de la mano con que los entregables no son un requerimiento necesario para avanzar, por lo que puede provocar una mala alineación del equipo. El tercer punto a favor de ágil es que es una metodología orientada al cliente, por lo que durante el proceso se puede incorporar feedback de beneficio para el proyecto. Es importante mantenerse constante al aplicar esta metodología, ya que al principio es más difícil determinar el periodo de tiempo de este, o puede cambiar en el camino.

Seleccionar la metodología adecuada para sus proyectos dependerá de la preferencia y la naturaleza de cada proyecto. Algunos proyectos requieren un proceso más iterativo y otros requieren un enfoque más secuencial. Para decidir, podemos considerar factores influyentes como:

  • Tamaño del proyecto
  • Duración
  • Complejidad
  • Factores organizacionales
  • Clientes o stakeholders, externos e internos.

La elección de la metodología también se verá influenciada por las metodologías ya aplicadas a los procesos existentes dentro de la organización. Aunque siempre será necesario recordar que cada proyecto tiene diferentes necesidades y factores influyentes, por lo que siempre será importante considerar cual será la mejor manera de ejecutar. ¿Dentro de tu organización tienen nuevos proyectos y se enfrentan a esta duda? Nosotros te podemos apoyar a definir la estrategia, y darte las herramientas necesarias para implementarlo y llevarlo a cabo.

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